Es tu sonrisa que hace que sonría. Haces que sepa lo que tengo que hacer, cuando y como lo tengo que hacer.
Eres mi musa, mi más divina inspiración, mi más preciado tesoro, aquello que anhelé tanto en sueños, sin saber como convertirte en una parte de mi.
Te miro y te veo, te veo en tu más simple estado-en el de una chica a la que quiero-, te miro y da igual como te mire eres un sentimiento, una pequeña sonrisa que brota de mis labios.
Eres todo lo que siempre soñé.
Me has dado muchos recuerdos en muy poco tiempo, me has dado más felicidad que nadie. Eres ese pequeño rayo de sol que siempre necesité.
Me dí cuenta que no necesito nada de lo que todas creemos necesitar, me dí cuenta de que en realidad las cosas más simples son las que más feliz me hacen, son esas cosas simples que hacen que respire y que duerma tranquila.
Saber que estoy mejor despierta que soñando es lo más aliviador que me ha pasado en años, saber que tengo algo a lo que aferrarme, algo por lo que luchar día tras días cuidando cada pequeño detalle.
Es tan grande el sentimiento que hay dentro de mi que no me quedan más palabras para describirlo.
Me quitas el aire cuando apareces, haces que el corazón se me pare por unos instantes y luego comience a latir de forma incesante y luego tengo que procurar que las mariposas-ya en un estado de gestación enorme- que tengo dentro de mi estómago no salgan como una bala perdida por mi boca. Y así, con todo esto, con toda esta felicidad, me doy cuenta de que luchar por lo que una ama no siempre es una causa perdida, no siempre es para los más bohemios ni los más románticos. A veces, con mucha suerte y mucha perseverancia, la causa es para la persona más normal y corriente que hay sobre la faz de la tierra.
Te quiero y ya se lo que significan estas dos palabras.
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