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Y no se como llamarlo.

Los cristales empañados, la ropa revuelta, los besos que nos recorren, los suspiros que nos abandonan.
El tiempo corre y las horas pasan, la temperatura se eleva, dejándonos a nosotras con el calor de aquella tarde de marzo.
Tus besos saben a pasión, tus miradas buscan guerra, tu lengua consigue que un profundo escalofrío recorra toda mi espina-dorsal.

Eramos tu y yo. Solo tu y yo.
El placer,las ganas, los besos, los suspiros todo se nos hacía corto a medida que el tiempo, inexisten en aquel espacio reducido, pasaba. Una hora,dos horas,tres horas...Y nada parecía acabar.
El calor se hacia prominente, nos dejaba sin respiración-o en cambio eran aquellos besos tan apasionados pero a la vez tan dulces- y volvíamos a jugar. Con nuestras lenguas que tenían ganas de encontrarse, recorrer cada recóndito lugar de nuestras bocas.

Placeres indescriptibles, besos desvergonzados, suspiros incomparables. Tu  y yo.